Elena, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:
Hola! Soy Elena Pinilla Cienfuegos, licenciada en Física por la Universidad Complutense de Madrid y doctora en Nanociencia y Nanotecnología por la Universitat de València.
Inicié mi carrera profesional en Madrid, trabajando en BBVA y después en Nanotec Electrónica S.L., la primera empresa de Nanotecnología marca española.
Posteriormente desarrollé mi carrera científica entre Valencia y la Universidad Técnica de Delft (Holanda) y, actualmente, soy investigadora distinguida en el Centro de Tecnología Nanofotónica de la Universidad Politécnica de Valencia, donde soy también profesora. Soy Vicepresidenta de la Real Sociedad Española de Física, subdirectora de la Revista Española de Física y divulgadora científica.
Me dedico a investigar en el campo de la Nanofotónica Molecular. En mi grupo de investigación exploramos cómo integrar nuevos nanomateriales (Grafeno y nanopartículas moleculares) en dispositivos fotónicos para hacerlos más pequeños, pero más robustos y eficientes, como láseres y nanoantenas con aplicaciones en telecomunicaciones o medicina, entre otros. Por ejemplo, desarrollamos “nanochips” de silicio para la detección de luz en el rango de los terahercios (una luz que no vemos con nuestros ojos). Este tipo de radiación es muy interesante pues es una radiación que puede penetrar algunos milímetros en nuestra piel sin producir ningún daño (como pueden hacer los Rayos X con los que nos hacen las radiografías), por lo que podemos desarrollar otros dispositivos más seguros de imagen médica para detectar tumores, por ejemplo. También tiene aplicaciones en seguridad, telecomunicaciones, astrofísica…
Por otro lado, estudio fenómenos relacionados con cómo guiar la luz láser por pequeños canales llamados guías, que son como pequeñísimas autopistas para la luz, y fabricar con ellas diminutos “nanointerruptores” fotónicos que sirvan para diseñar aparatos de todo tipo (pantallas, ordenadores, etc.) más rápidos, más pequeños y que consuman menos energía. Para todo ello utilizo unas herramientas fascinantes, unos microscopios que son los más potentes del mundo que, además, pueden manipular la materia a escala atómica o nanométrica (mil millones de veces más pequeño que el metro).
Colaboro activamente desde hace varios años en iniciativas como el 11 de febrero: “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”, la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), el Área de Mujer, Óptica y Fotónica de la Sociedad Española de Óptica (SEDOPTICA) o la iniciativa GIRLS4STEM, para fomentar la visibilidad de la mujer en la ciencia. Me parece importantísimo mostrar el trabajo de la mujer en la ciencia e intentar mostrar referentes reales y cercanos a niñas y chicas jóvenes, con la idea de romper estereotipos que desaniman a las mujeres a elegir la física o la tecnología como profesión.
¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:
El primer recuerdo que tengo de haberme preguntado el porqué de algo, cómo funciona el mundo… es de niña mirando la luna. Soy extremeña, y de pequeña vivíamos en el campo en una zona rural nada contaminada, de manera que podía apreciar de noche un cielo espectacular. Me intrigaba muchísimo conocer qué había ahí arriba. A medida que fui creciendo me encantaba además abrir cualquier cosa que tuviera cables y tornillos. Siempre me ha interesado la naturaleza y la tecnología, conocer cómo funciona el mundo y tener la capacidad de usar ese conocimiento para desarrollar cosas que puedan hacer un mundo mejor, así que opté por la física.
Después de dos años de trabajar en banca, me di cuenta de lo fascinante que es la investigación cuando comencé a trabajar en Nanotec Electrónica, empresa referente de innovación en Nanotecnología. Tuve la oportunidad de visitar laboratorios de todo el mundo, desde China hasta Estados Unidos, y eso me marcó. Fue después de esa etapa cuando comencé mi carrera investigadora, y afortunadamente continúo investigando en el campo de la nanotecnología.
La verdad es que desde que comencé mi carrera científica mi objetivo claro era poderme dedicar a lo que estoy haciendo ahora, así que sí, más o menos lo imaginaba… Sin embargo, tener la oportunidad de trabajar con personas de todo el mundo, poder enseñar y viajar, compartir ideas, incluso aprender a superar el fracaso, son lecciones que traspasan lo profesional y son muy enriquecedoras a nivel personal. Eso no lo habría imaginado hace unos años.
Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:
Tanto por mi labor investigadora como divulgadora he obtenido varios premios como el 1º premio Valencia IDEA en la categoría de energía y medioambiente (2013), 1º premio Muy Jóvenes Científicas en la categoría de Nanotecnología, otorgado por la revista Muy Interesante (2019) o recientemente he sido nominada a los premios de investigación de la UPV (2022).
Lo más difícil ha sido siempre mantener un currículum investigador competitivo, ganar becas de investigación de excelencia, conseguir proyectos, y compatibilizar todo esto con la maternidad y la vida familiar. La carrera investigadora es sumamente competitiva y es muy difícil estabilizarse, pero los retos a los que me enfrento cada día, descubrir cosas nuevas y crear algo nuevo, es realmente satisfactorio.
¿Qué consejos y sugerencias podrías hacernos?:
Me gustaría destacar la importancia que tienen tanto la educación como la divulgación científica, sobre todo en las nuevas generaciones. El pensamiento crítico en una sociedad donde las nuevas tecnologías están evolucionando de manera tan rápida y hay tanta información disponible, es fundamental para poder formar personas con buen criterio. Tengo el convencimiento de que una sociedad más culta, mejor formada, informada y educada, es una sociedad realmente libre. Así que mi consejo es animar a todas las personas a preguntar, a informarse y a contrastar información antes de creer cualquier eslogan fácil o seguir a cualquier gurú que tenga muchos seguidores en las redes sociales.