Isabel, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:
Soy Isabel Márquez Pérez, investigadora científica del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), donde soy Vicedirectora de Ciencia desde 2017. Soy también la directora científica del proyecto de excelencia Severo Ochoa concedido al centro en 2018, dotado con 4 millones de euros para 4 años, y del recientemente aprobado para 2023-2026.
Mi línea de investigación son las galaxias activas, desde el punto de vista fundamentalmente observacional, así como galaxias en cúmulos y filamentos.
¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:
Mi primera idea que recuerdo fue la de dirigir una orquesta; pero le faltaba maduración, así que desistí a la primera dificultad (mi madre me hizo ver que “directora de orquesta” no existía). La siguiente opción tenía que ver necesariamente con estudiar el universo, o lo que entonces pensaba que era eso.
Con unos 7 u 8 años, mi madre me explicó qué eran los eclipses. En su dormitorio, con la persiana bajada y la única luz de la mesilla de noche (el sol), una bola del mundo (de esas que teníamos en todas las casas para aprender geografía), y una pelota de goma (la luna). Me fascinó la escala descomunal que imaginé en ese momento, y quise saber más, comprender mejor…
Tratar de ponerme en mi propia piel en el año 2000 (eran los 70) ya me resultaba suficientemente difícil. Así que no, nunca se me ocurrió hacerme una idea. De hecho, la primera vez que me acerqué al entorno en el que ahora trabajo fue cuando ya estaba en cuarto de Físicas, haciendo la especialidad de Astrofísica en la Universidad Complutense. Luego fue una cosa detrás de otra, la tesis, los postdocs en París y en Granada, mis hijos… ¡Y de repente es hoy!
Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:
Los que prefiero son los relativos a las personas. En ese sentido, me gusta pensar que puedo estar contribuyendo a convencer en mi entorno de que los grupos de investigación más variados son más eficientes, más saludables y efectivos desde el punto de vista científico, porque lo son desde el humano también. He tratado de contribuir en ese sentido desde la coordinación de la primera comisión de “mujer y astronomía” de la Sociedad Española de Astronomía, o desde el comité “Mujer y Ciencia” del CSIC, por ejemplo.
En cuanto a las dificultades, además de las comunes al entorno investigador en España, existen otras específicas para nosotras. El ecosistema no nos es favorable, de modo que, a medida que subimos en el escalafón científico vamos perdiendo mujeres en el camino, con o sin maternidad. Cuando empecé, no sólo había pocas mujeres referentes y activas en el campo, sino que la mayoría de las que lo habían sido estaban ausentes de la historia. Vamos conociendo y concienciando cada vez más, pero esto es como pedalear cuesta arriba: no puedes parar, o perderás el camino andado.
¿Qué consejos y sugerencias podrías hacernos?:
Sueña. La compañía en el camino es fundamental. A mí me acompañaron siempre personas fuertes y valientes, pero creo que a quienes más debo es a las mujeres de mi vida, fuertes y valientes: mi madre y mi abuela, mis hermanas, mis amigas y colegas, mis mentoras… Ellas me enseñaron y me dieron alas, casi siempre sin palabras.