Sonia, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:
Me llamo Sonia Cebrián Camisón y tengo 25 años. Aunque soy catalana de nacimiento, me he criado en Extremadura. Allí viví hasta los 23 años y me inicié en la Ciencia estudiando en la Universidad de Extremadura. Soy investigadora predoctoral en la Estación Biológica de Doñana, donde estudio la Ecología del virus del Nilo Occidental. Me gradué en Biología en la Universidad de Extremadura y luego cursé un Máster en Biodiversidad y Biología de la Conservación en la Universidad Pablo de Olavide. Poco después de presentar mi Trabajo de Fin de Máster, conseguí un contrato de Formación de Profesorado Universitario (FPU) para realizar mi tesis doctoral.
¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:
La mayoría de gente que conozco que se dedica a la Ecología o Zoología te diría ‘¡desde pequeño me encantaban los animales!’. No es mi caso. De hecho, me daban miedo casi todos. Pero en cuarto de la ESO tuve el primer contacto con la Ecología, la Genética y la Evolución y mi visión del mundo cambió por completo. Durante tercero de carrera, descubrí el mundo de las enfermedades transmitidas por mosquitos y, desde ese momento, todo mi trabajo se ha enfocado a dedicarme a la investigación en ese campo. Desde que decidí el camino que quería seguir, siempre me imaginé haciendo lo que hago hoy, aunque a veces se veía más como un sueño que como un plan a futuro.
Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:
Creo que las dificultades que he encontrado en el camino son comunes a muchos jóvenes que quieren dedicarse a la investigación: falta de oportunidades, precariedad, sacralización de la vocación… Se hace muy difícil mantener la motivación cuando para llegar a tu primer trabajo mal pagado has de pasar por años de formación, de prácticas no remuneradas, de convocatorias no concedidas y de crear currículum científico incluso antes de estrenarte en el mundo profesional. En mi caso, creo que me ayudó mucho tener claro lo que quería hacer en el futuro y trabajar en ello, sin miedo y sin dejar que los rechazos de becas de investigación para estudiantes me hiciesen sentir que este no era mi sitio. Siempre me empeñé en buscar un camino alternativo cuando una puerta se cerraba.
¿Qué consejos y sugerencias podrías hacernos?:
Como he dicho arriba, SIEMPRE hay otra forma. La vida profesional en Ciencia es una curiosa combinación de esfuerzo y suerte. Las oportunidades a veces no abundan y no siempre depende de ti poder optar a ellas, pero sí es importante que trabajes para estar en el lugar y sitio adecuados cuando estas oportunidades se presenten. Así pues, mi consejo es: no te desanimes, no te culpes y sigue enfocada en el objetivo. Cuando se cierre una puerta, abre (tú misma) una ventana.