Ana, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:
Me llamo Ana Cuenda, soy extremeña y nací en Badajoz. Hice la licenciatura y el doctorado en Biología en la Universidad de Extremadura (UEx). Soy investigadora científica del CSIC. Trabajo en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) en Madrid donde dirijo un grupo de investigación que estudia cómo se originan las enfermedades inflamatorias y el cáncer.
En la actualidad también pertenezco a la junta directiva de ASEICA y al comité científico asesor del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC), soy editora en jefe de una de las revistas de Frontiers, coordino la comisión de Igualdad del CNB y dedico parte de mi tiempo a hacer diferentes labores de divulgación y de visibilización de las mujeres científica.
¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:
De pequeña me gustaba mucho la arqueología, supongo que por haber vivido muchos años en Mérida, pero cuando me fui haciendo mayor empezó a interesarme muchísimo la naturaleza, las plantas y los animales. Siempre he querido saber el por qué de todo y cómo funcionaba la vida de lo que me rodeaba, la curiosidad fue lo que me hizo estudiar Biología en la Facultad de Ciencias de la UEx. Una vez estando allí descubrí lo que era la fisiología y la bioquímica y… me fascinó. Así es que, cuando acabé la licenciatura, decidí hacer un doctorado en el departamento de bioquímica en la UEx.
Soy científica porque me gusta descubrir cosas. Me gusta saber cómo funcionan los seres multicelulares, pero, sobre todo, lo que realmente me motiva es entender los mecanismos moleculares y estructurales que en la célula acaban controlando el funcionamiento de todas las facetas de la vida.
Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:
En mi laboratorio hemos descubierto unas proteínas, que son las quinasas del estrés, que controlan la inflamación, y que si quitamos o inhibimos estas proteínas podemos bajar la inflamación con efectos curativos. Estos hallazgos, de momento en modelos animales, abren la puerta a un fármaco futuro para tratar este tipo de cáncer de colon asociado a inflamación en pacientes humanos.
La vida en el laboratorio a veces es complicada porque no siempre los experimentos funcionan, la hipótesis que planteas es la correcta, la burocracia es excesiva o la financiación que solicitamos se conceda. La carrera investigadora es una carrera de fondo, donde hay que ser emocionalmente fuerte porque se van a encontrar con obstáculos, esta es una profesión en la que tenemos que estar acostumbrados al fracaso. En el laboratorio ha habido momentos difíciles, pero supongo que como en otros trabajos. Aunque nada que no se pueda resolver y conseguir con mucho trabajo, constancia, perseverancia y un poco de suerte.
¿Qué consejos y sugerencias podrías hacernos?:
Creo que esta es una iniciativa muy buena para visibilizar a mujeres profesionales. A las niñas, también a los niños, les faltan referentes femeninos, para que vean que es posible, que hay veces que somos nosotras mismas quienes nos cortamos las alas pensando que no valemos o que ese tipo de carreras son solo cosa de chicos. Hay que eliminar los estereotipos y os animo a seguir.
A pesar de que en los últimos años se han tomado muchas medidas para alcanzar la igualdad, a la hora de la verdad, esto no se ha traducido en una mejora sustancial de la mujer en nuestra profesión, sobre todo en las etapas más avanzadas de la carrera investigadora y en los puestos de responsabilidad. Lamentablemente todavía siguen siendo necesarias muchas más acciones para que la carrera investigadora se iguale entre hombres y mujeres y que el “techo de cristal” desaparezca… A las mujeres nos falta mucho camino por recorrer.