Dolores, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:
Soy Dolores Alba, aunque me gusta que me llamen Lola, tengo 46 años, nací en un pequeño pueblo extremeño llamado Zurbarán donde viví con mis padres y mi hermano hasta los 20 años. Soy arquitecta técnica desde el año 2000 e Ingeniera de la Edificación desde 2011, estudié en la Universidad de Extremadura, un orgullo no tener que salir de mi tierra para estudiar y formarme.
De mi vida personal, vivo en Badajoz y soy madre de mellizos. Me gusta el deporte, viajar y pasar tiempo con mis amigas y amigos.
¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:
El diseño siempre fue y es mi pasión. Estudiar una ingeniería me parecía un reto y como siempre fui buena estudiante, lo veía posible. Aprender me apasiona, suelo tener proyectos en mente para continuar estudiando. Elegí la arquitectura técnica porque trabajar en el sector de la construcción era otro reto. En la arquitectura técnica se unen deseo y realidad de un proyecto. Participar en la planificación de un proyecto desde sus orígenes, el diseño, las formas, los materiales, continuar en el desarrollo propiamente, planificando la ejecución, resolviendo inconvenientes y finalmente comprobar que es funcional y que hace feliz a los demás, es un proceso enriquecedor y nuevo cada vez.
Actualmente soy funcionaria en la Junta de Extremadura, nunca lo imaginé, trabajar para la Administración era algo que nunca me plantee.
El desarrollo de mi carrera ha estado entre la empresa privada y el trabajo como profesional autónoma, y es ahí donde más he crecido, ya que los proyectos en los que he participado han sido muy variados y he podido abordar puntos de vista muy distintos. Trabajar en la Administración me permite principalmente compaginar con la vida personal, y es otra visión de mi profesión, muy normativa y de gran colaboración con otros profesionales.
Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:
Empezar no fue fácil, los primeros años trabajé fuera de Extremadura, soy muy inquieta y el deseo de aprender y crecer me ayudó a tomar la decisión de marcharme, con un horizonte claro, volver cuando tuviera una oportunidad interesante. Los primeros años son de auténtico aprendizaje, en mi caso de la mano de grandes profesionales de la arquitectura técnica. Pero la gran dificultad llegó cuando después de ser madre y parar unos años casi de manera obligada, quise volver a incorporarme. Formar parte de un sector, la construcción, que está casi siempre en crisis es un handicap que bien he sufrido. Por lo que mi mayor logro laboral, sin duda, es haber conseguido volver a incorporarme al trabajo, como arquitecta técnica y poder compaginar la vida laboral con la vida personal y familiar.