María, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:
Hola, soy una bióloga del desarrollo apasionada por comprender cómo los genes gobiernan el crecimiento y la forma hasta el punto de que pequeñas variaciones hereditarias explican la similitud entre padres e hijos y la diferente susceptibilidad a ciertas enfermedades.
Mis padres son extremeños, y yo, la cuarta de cinco hermanos, nací como ellos en Alcántara (Cáceres). Luego mi vida transcurrió entre Valencia, Cádiz, Sevilla, Madrid, Zúrich y Cambridge (Reino Unido). Desde el año 2000, cuando conseguí mi plaza en el CSIC, vivimos en Alicante. Tengo un hijo de 15 años y un esposo suizo que ya ha sacrificado mucho en su carrera para apoyar la mía. He tenido la suerte de entrenar y trabajar con científicos extraordinarios. Cuento con un fantástico equipo de 14 personas que disfrutamos juntos de nuestro trabajo.
¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:
Siempre quise ser científica, pero al principio no sabía si estudiar Química o Biología. Tuve una profesora de biología extraordinario en COU, antes de la universidad, y la elección fue fácil.
Una pasión frustrada, quizás, es la ilustración. Me gusta dibujar, y no me hubiera importado ser mejor y poder estudiar ilustración y cómic en Bruselas.
Ser científica no fue una elección sino una pasión. Mi profesión actual y ser bióloga del desarrollo si fue el azar. Una charla en el último curso de mi carrera en Sevilla fue la que me impulso a la profesión que tengo. Esa charla me abrió un mundo nuevo, inesperado. ¡¡Es lo que ocurre con los científicos que inspiran!!.
Tengo tendencia a esperar poco y ser feliz con lo que viene, así que nunca imaginé lo que haría a los 50 y tantos. Soy feliz con lo que soy y lo que tengo.
Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:
Hemos tenido la suerte de publicar nuestros trabajos muy bien, en las revistas “top” varias veces. Algunos de estos estudios han sido logros de gran impacto en nuestro campo, lo que nos enorgullece. No elegiré ninguno de ellos ya que cada uno es un logro del que estoy orgullosa. Las dificultades han sido las mismas que las de otras personas. A veces, necesitábamos más dinero para contratar o mantener personal, dificultad para conciliar los viajes y la vida familiar, y una competencia feroz en el campo. Mis referentes han sido los hombres porque es lo que tenía cerca. Ojalá tuviera una mentora.
¿Qué consejos y sugerencias podrías hacernos?:
Una de las cosas más importantes para una mujer científica es elegir bien a su pareja. Parece una obviedad, pero si no hay ayuda, conciliación, apoyo y respeto por el trabajo del otro, el trabajo se vuelve aún más complicado y alcanzar ciertas metas aún más difícil.
Tener una mentora/mentor es bueno, muy bueno. Tener una red y una comunidad como esta también es importante. Fomentar y crear redes de trabajo y contactos desde el inicio de la carrera es fundamental. Hacerse visible. Y pedir ayuda cuando sea necesario.