Mercedes Eugenia, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:
Mi nombre es Mercedes E. Paoletti Ávila y soy profesora del departamento de Tecnología de los Computadores y de las Comunicaciones, en el Centro Universitario de Mérida (CUM), de la Universidad de Extremadura (UEx).
He desarrollado toda mi experiencia académica en la UEx, donde estudié el Grado en Ingeniería Informática en Ingeniería de Computadores, varios másteres, y el doctorado en Tecnologías Informáticas en la Escuela Politécnica de Cáceres (EPCC). He estado investigando en el campo de la teledetección y los algoritmos de aprendizaje máquina y profundo (machine learning y Deep learning) desde el 2016. Mi experiencia se centra en el desarrollo de redes neuronales artificiales, combinadas con técnicas de supercomputación y optimizadas para el análisis de imágenes hiperespectrales, principalmente adquiridas mediante satélites y plataformas aéreas. El objetivo es analizar la información de la superficie terrestre, para entender mejor su composición y los fenómenos naturales que la afectan. La información extraída tiene aplicación en un gran número de actividades socio-económicas, desde analizar la composición del suelo y el estado de los cultivos para agricultura de precisión, hasta estudiar el terreno y planificar una inversión urbanística, detectar posibles riesgos (movimiento de tierras, inundaciones…) y actuar de forma rápida y eficaz ante catástrofes (incendios, vertidos…).
Extremadura es mi patria chica. Mi familia es de Trujillo y Madroñera, y después de irse a Zaragoza, volvieron a Cáceres en cuanto pudieron. A pesar de los desafíos a los que se enfrenta la región, y de los sin sabores que de vez en cuando deja, siempre he apostado por quedarme en mi tierra. Escogí estudiar en su universidad, en la EPCC y desde siempre me he esforzado por hacerme un hueco aquí, en el que poder trabajar y construir mi vida. He tenido la oportunidad de trabajar fuera, y aunque me ha gustado, la morriña es algo que nunca se va del todo.
Extremadura es una tierra hermosa y llena de gente trabajadora, sufrida y muy amable. Su naturaleza de dehesas, bosques y estepas, el patrimonio cultural e histórico tan rico caracterizado por ser zona de frontera, su propia filosofía y el ritmo de vida la convierten en una región maravillosa. Y desde hace años se está trabajando para hacer de Extremadura un destino atractivo y lleno de oportunidades para empresas tecnológicas, captando por ejemplo en Cáceres a muchas empresas de Informática.
¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:
Siguiendo el ejemplo de mi abuela, desde siempre me gustaron mucho las matemáticas. Y encima tuve una profesora estupenda en el colegio (Gema eres la mejor). Me encantaba entenderlas y poder explicarlas con mis propias palabras. También me gustaba cacharrear con los cables de la tele los sintonizadores… aunque la tecnología en general se me daba bastante peor…
Sabía que quería hacer algo relacionado con las matemáticas, y al buscar distintas salidas profesionales, me llamó mucho la atención el Grado de Ingeniería Informática en Ingeniería de Computadores de la EPCC. En el fondo, la informática es matemáticas aplicadas para resolver un número ingente de problemas, problemas de casi cualquier tipo. La robótica tiene por debajo matemáticas, el análisis de datos, de imágenes, el big data… todo lo que llevan por debajo son matemáticas, programadas en algoritmos.
Al terminar la carrera tenía muy claro lo que no quería hacer, pero no tenía ni una pista de lo que verdaderamente quería. Creo que eso le pasa a mucha gente. Así que tenía bastante miedo al terminar.
Quise, por una parte, profundizar un poco más, en especial en materias como robótica, el procesamiento de altas prestaciones y el procesamiento gráfico. Así que continué estudiando. Esas tres materias fueron el germen de lo que hago hoy en día. Sin embargo, todavía no tenía muy claro cuál era el siguiente paso que debía dar. Ahí, sin lugar a duda, el que más me ayudó a decidir lo que quería hacer, fue mi compañero J. M. Haut. Él me enseñó el camino de la investigación. Era justo lo que estaba buscando, trabajar en algo que me encantaba, métodos de procesamiento, optimizadores, análisis de imágenes… y además enseñar.
Nunca le agradezco lo suficiente, pero J.M. Haut ha sido un gran referente y apoyo durante los cuatro años de tesis (y aún después, tanto que es ahora mi esposo y seguimos trabajando mano a mano). Un tiempo en el que he conocido a personas maravillosas y muy trabajadoras, como mis directores de tesis A. Plaza y J. Plaza, los compañeros del laboratorio, y profesores e investigadores de otras universidades y centros de investigación de dentro y fuera de España. El contacto con estas personas me ha permitido mejorar y crecer.
Sinceramente, no me imaginaba desarrollando el trabajo que hago hoy. Tengo la sensación de haber ido dando pasos en cada etapa, centrándome más en el presente que soñando con el futuro (quizás sí con un ojo puesto en el mañana, pero sin llegar a obsesionarse una). Eso es algo que siempre me han enseñado en mi familia (un besazo a mis abuelos, mi madre y mi tío). El mañana Dios dirá y en sus manos me pongo, pero lo que tengo yo entre las mías ahora, lo tengo que hacer bien, ya sea en el colegio, en la universidad, con la familia y los amigos…, aunque el resultado tarde en verse ¡o no se vea en absoluto! Pero al final todo tiene su sentido, y merece la pena hacerlo bien. Y así he seguido, hasta llegar aquí.
Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:
La investigación es difícil. Yo me la imagino como un camino lleno de cuestas arriba, bien empinadas. El paisaje es bonito, pero llegas agotada. Se trabaja mucho, se sufre mucho, se agobia uno mucho… Y se llora mucho. Eres como una gran lista de “cosas por hacer” (una TODO List), llena de metas que hay que alcanzar, objetivos que cumplir, dead lines ajustadísimos de proyectos, artículos y congresos, una buena dosis de burocracia, dobles certificados de presentación y participación para justificar cada cosa que haces…, y días, y tardes y noches enteras pendiente del ordenador, rezando porque el código funcione bien, el clúster no se caiga, la GPU no se recaliente…
Sin embargo, cuando llegas a la meta, la recompensa es enorme. Sólo la satisfacción de ver tus algoritmos funcionando, y poder trabajar en lo que te gusta es algo maravilloso. Para mí, después de pelear mucho, el mayor logro ha sido poder entrar en la Universidad de Extremadura. Junto al Premio de Investigación SCIE-BBVA, suponen un reconocimiento muy importante, dándome un impulso a seguir mejorando. Son como la afirmación de que, a pesar de todo, no iba desencaminada. (Aún estoy que no me lo creo).
Durante el camino, necesitas mucho apoyo para no tirar la toalla; una familia que te de ánimos y te riña de vez en cuando para parar y despejarte cuando entras en barrena; amigos que te perdonen cada vez que desapareces debajo de montañas de cables y papeles; compañeros de laboratorio que hagan piña contigo porque están igual… y financiación. La financiación es un punto fundamental. Las ayudas y becas para realizar el doctorado son el punto de partida, la base estructural para que la gente entre en la investigación. Durante el doctorado, las ayudas a los grupos de investigación, los proyectos regionales, nacionales y europeos, y las becas de movilidad son necesarias para poder financiar tus actividades (pagar los artículos, las contribuciones a congresos, las estancias en otras universidades y centros, el material necesario para investigar…). Y aún después —en ese momento de incertidumbre en el que todo tiembla porque has terminado el doctorado y estás presentándote a todas las plazas habidas y por haber, sean de tu área o no, a ver dónde terminas y cómo terminas—, las becas postdoctorales y las ayudas de continuidad y estabilización suponen un globo de aire que te permite salir a flote, son un colchón de tiempo para seguir investigando y preparándote hasta que llegas a la meta. Finalmente, el impulso económico a las universidades y a los centros de investigación, para ampliar la oferta de titulaciones y especializaciones, estabilizar a sus profesionales y apoyar la investigación que ellos llevan a cabo, es lo que permite a los nuevos investigadores hacer carrera, centrarse y aportar más y mejor al campo científico.
Si hay que señalar una dificultad en investigación, esa es la financiación, sin lugar a duda, que al final lleva a la incertidumbre y a una situación de agobiante precariedad. Muchas veces no es cuestión de querer investigar, sino de poder. Y la financiación es un elemento clave para poder investigar.
¿Qué consejos y sugerencias podrías hacernos?:
Consejos vendo que para mí no tengo. No se me ocurre en qué podría aconsejar a nadie, cada uno somos un mundo… y nuestras circunstancias.
Para investigar no se necesita tener un cerebro de 1000 IQ, pero demanda mucho trabajo y esfuerzo. Y mucha financiación. Hay que ser sufrido, y tirar de todas las oportunidades que estén disponibles.
Por otra parte, creo que la labor que se está haciendo (con iniciativas como esta) para visibilizar el trabajo de las mujeres en general, y su papel en la investigación en particular, es muy importante y tiene (y tendrá aún más) sus resultados. Tener otros ejemplos y referentes a los que consultar, te permite ver más ampliamente el paisaje, hacerlo más rico y diverso. La humanidad ha avanzado mucho, y la aportación de las mujeres (sea mucha o poca, re/conocida o no) está también ahí. No podemos cuantificar exactamente cuántos granos de arena han puesto unos y otros. Tampoco resultaría útil discutir qué granos son más grandes o pequeños. Sin embargo, el montículo final de arena no sería el mismo sin ellos. En este aspecto, resultan maravillosos los esfuerzos que se están realizando para abrir más las puertas de la investigación, para que cualquiera que quiera, pueda investigar y poner su propio grano de arena.