Dorotea, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:
Nací en el País Vasco, hija de emigrantes extremeños, aunque volvimos a Extremadura cuando tenía 12 años. Mis padres me inculcaron el amor por esta tierra. Soy extremeña en ejercicio, ni retornada, ni de adopción, ni nada, extremeña. Siempre me acuerdo de aquellos que salieron de sus pueblos en los años 60, como mi familia, para trabajar en otras regiones de España y en otros países. No eran estancias de investigación o trabajo en empresas internacionales, era una cuestión de supervivencia. Ellos llevan nuestra tierra en su corazón, que siempre la han echado de menos, y con ellos, tenemos una deuda difícil de pagar. Soy feliz viviendo y trabajando aquí.
Soy Ingeniera en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, Diploma de Estudios Avanzados y Suficiencia Investigadora por la Universidad de Extremadura. He sido profesora asociada del departamento de INGENIERÍA SISTEMAS INFORMÁTICOS Y TELEMÁTICOS de noviembre de 2002 a febrero de 2010, con Docencia en las Licenciaturas de Documentación y Comunicación Audiovisual.
Desde octubre de 2006 trabajo en una de las empresas del grupo Indra, en Centro de Indra Producción de Software en Badajoz, donde trabajan, aproximadamente, 300 ingenieros y técnicos superiores de distintas especialidades dedicados al desarrollo software. Estoy muy orgullosa del trabajo que he realizado desde que me incorporé a la compañía, creo, además que he contribuido a que la industria del software se haya consolidado en nuestra región.
¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:
Pues la verdad es que no tenía muy claro a qué quería dedicarme. Me gustaban mucho las matemáticas, y la tenía entre mis opciones, también me gustaba la arquitectura y apareció por ahí la informática, Madrid me gustaba, y la Universidad Politécnica también. Siempre he querido que me trabajo sirviera para algo, que contribuyera al mejorar la sociedad y creo que desde la tecnología se puede hacer.
Creo que elegí mi profesión, Ingeniería Informática, porque era de la que menos sabía, casi como un reto, como una aventura. Es una profesión todavía desconocida y, paradójicamente, llena de tópicos que no tienen que ver con la realidad. Creo que soy una profesional que puede romper con esos tópicos por ser mujer y por ser un sector en el que estamos en minoría, porque no sé «arreglar ordenadores», porque llevo casi treinta años en la profesión y sigo aprendiendo. Lo que me gusta de mi profesión es que el software es una disciplina transversal, aplica a proyectos de todos los ámbitos de nuestra vida. He trabajado en proyectos del sector financiero, del sector de la logística, del sector del transporte, en Smart Cities, en el mundo IoT, en la implementación de algoritmos, etc. y, ahora, trabajo en un proyecto para administración pública. Lo que más me gusta de cambiar de proyecto y de ámbito de aplicación es entender el problema y ver cómo la tecnología y, especialmente, el software aporta. Siempre me acuerdo de la cancioncita «Todo está en los libros…», pues, ahora, el Software está en todo.
A la pregunta de si me imaginaba desarrollando el trabajo que realizo hoy: Pues sí y no. He hecho muchas cosas en mi carrera profesional, ahora estoy satisfecha con el trabajo que tengo y lo que hago. Trabajo mucho, eso sí. Me hubiera gustado seguir en la Universidad, me encantaba, pero era muy difícil compatibilizarlo con un trabajo a tiempo completo en un sector tan competitivo y exigente como la industria del Sotfware.
Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:
Otro de mis logros, que no es solo mío, es haber constituido la asociación Women Space Extremadura. Estoy muy orgullosa de ser su presidenta. Es esa parte de mí que tiene que ver con que lo que haga cuente, con que lo que haga sirva y contribuir a una mejor sociedad la que está más ilusionada. Me declaro feminista, creo que es el movimiento más igualitario con el que te puedes comprometer. Aplica a más del 50% de la población, sea cual sea su raza, su origen o su religión. Creo que podemos cambiar cosas para mejorarlas. Una de ellas, la más importante, claro, el papel de la mujer en la sociedad, en todos sus ámbitos. Empezaremos por el nuestro, por el científico y tecnológico.
Pero hasta aquí el camino no ha sido fácil. Trabajé en Madrid unos diez años después de terminar la carrera. Cuando nacieron mis hijas, mi gran proyecto, mi mayor logro, la vida se complicó, pero, además, yo quería vivir y trabajar en Extremadura. Mi marido, ingeniero de telecomunicaciones, extremeño, al que conocí cuando empecé la carrera, y yo decidimos que el que primero que encontrara trabajo tiraba del otro. Él ya trabajaba en Telefónica y consiguió el traslado, eso sí, para hacer una cosa totalmente diferente a lo que hacía. Volvimos en el año 2000. Estuve un año prácticamente, sin trabajar, me ofrecieron mantener una sala de ordenadores en Vivernet, trabajo que rechacé. Un año y medio en Itae, coordinando un máster de esa escuela de negocios, monté mi empresa, la cerré, entré en la universidad, como profesor asociado a tiempo parcial, aproveché para hacer un programa de doctorado en la escuela de ingenieros industriales, hasta que apareció Indra. En algún momento pensé que tenía que dedicarme a otra cosa. Todas esas experiencias me aportaron mucho, profesional y personalmente. Tengo un montón de anécdotas de ese periodo.
Otra de las dificultades es la conciliación, en la que creo que hay muchas opciones de mejora y no es solo nuestra responsabilidad, de las mujeres, de nuestras parejas es un problema que tenemos que resolver como sociedad.
¿Qué consejos y sugerencias podrías hacernos?:
Hay que ser generosa. Generosa trabajando, no escatimando en esfuerzos, generosa con las personas con las que trabajas, generosa con tu familia, con tus amigos. Generosa con la vida. Las metas que te propones, aun dedicándole esfuerzo y perseverancia, no siempre se consiguen, pero te hacen una mujer con mayúsculas.